Como el tronco de un árbol salido de una pintura futurista, así es la torre hotel que el arquitecto japonés Toyo Ito (1941) ha levantado en la plaza de Europa de L’Hospitalet, justo en el acceso de Fira Barcelona desde la Gran Via. Nuevo icono de la entrada de Barcelona, su silueta de color rojo entre sangre y tierra- «tardamos mucho tiempo en decidir qué tonalidad de rojo iba mejor», comentaba ayer el arquitecto en Barcelona- hace pareja con una torre ortogonal acristalada destinada a oficinas. Estará acabada en mayo y el hotel, que supone el desembarco de la cadena Hoteles Santos en Barcelona, podrá empezar a funcionar en octubre, una vez que finalice el interiorismo del edificio, que también diseña el arquitecto japonés. Forman parte de un proyecto mucho más amplio. Su estudio se encarga de toda la ampliación de Fira 2, una obra que, de momento, no tiene problemas de financiación. «Incluso a mí me extraña que mi estudio no esté muy afectado por la crisis», comentaba ayer durante la presentación de la exposición de sus obras españolas que presenta en Casa Asia hasta finales de mayo. «Supongo que es porque casi todos mis proyectos son de financiación pública».
En Fira 2 ha construido ya un pabellón, el vestíbulo de la Gran Via, con formas onduladas como suele ser marca de la casa, y la sinuosa pasarela elevada que enlaza todo el recinto. Se han licitado también las obras para levantar otros dos pabellones y falta construir otro de sus edificios emblemáticos, el que acogerá un auditorio, palacio de congresos y oficinas, situado ya en el término de Barcelona, hacia el paseo de la Zona Franca. «Este tipo de recintos para ferias suelen ser muy homogéneos y monótonos, mi intención era darle a éste un poco de vida y fluidez», afirmaba ayer ante el auditorio abarrotado de la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Su conferencia acabó con un elogio a la naturaleza: «Gaudí decía que su maestro era el árbol que tenía delante; yo también pienso que nunca podremos hacer una arquitectura mejor que la de un árbol».
La referencia a Gaudí no era baladí. Toyo Ito conoce muy bien al arquitecto de la Sagrada Familia e incluso los responsables del templo lo utilizaron en 2007 como voz autorizada contra el túnel del AVE que debe pasar cerca de sus cimientos. «Entonces no tenía suficiente información de este proyecto», dijo ayer. «Ahora los responsables del túnel me han explicado bien las medidas que han tomado y creo que son suficientes, por lo que espero que el templo no sufra ningún daño».
Pero si en toda su arquitectura pueden rastrearse referencias gaudinianas (más o menos reconocidas), esta mañana Toyo Ito desvelará el pulso que ha mantenido con el maestro durante la inauguración en pleno paseo de Gràcia, casi enfrente de La Pedrera, de la fachada ondulada con franjas de acero nacaradas que ha diseñado para un apartotel de lujo de la cadena Derby.
«Es evidente que era muy consciente de que el edificio estaba enfrente de La Pedrera, que además es una de las obras que más aprecio de Gaudí; pero mi intención no era imitarlo, sino reflejar su dinamismo», comentaba ayer. «Con estas curvas que surcan como olas la fachada, quería crear un espacio interno y darle más ritmo y dinamismo al conjunto». Ito sólo se ha encargado de la fachada puesto que el edificio (como en su día pasó con la Casa Batlló) ya existía antes, destinado a oficinas. Con todo, su apuesta por un decorativismo casi futurista seguro que dará que hablar. «La arquitectura del siglo XX ha sido demasiado áspera, demasiado rigurosa. Y sí, quería devolver a la gente una arquitectura más simbólica y aportar algo más decorativo u ornamental, que seguramente nos hacía falta. Pero en realidad no se trata sólo de esto. Tenemos que ir más allá de la arquitectura moderna, dar un paso más». Su obsesión es romper la homogeneidad de las cajas de zapatos que han proliferado en el siglo pasado y para ello, dice, se inspira en la naturaleza, en sus formas y elementos.
Ante los estudiantes, que le aplaudían entusiasmados, explicó algunos de sus últimos proyectos, en los que lleva al límite esta inspiración que comenzó a explorar en 1995 con su proyecto para la Mediateca de Sendai (Japón), la obra que le lanzó al estrellato. Ha acabado ya el edificio Tods de Tokio, con una fachada inspirada de nuevo en los árboles, en concreto, explicó, en nueve olmos; está trabajando en el parque de La Gavia, un gran espacio verde para el ensanche de Vallecas, en Madrid, que tendrá 39 hectáreas, y tiene en mente un teatro de ópera en Taichung (Taiwan) que se augura como la obra más rupturista de su carrera si es que logra construirla. Está diseñada a partir de la geometría compleja de unos algoritmos que se van repitiendo para crear una forma como de gran roca horadada en cuyo interior, casi como cuevas, se sitúan tres auditorios. Todo hipertecnológico, pero al mismo tiempo con un jardín en la azotea y un aspecto atávico.
Respecto al futuro de la arquitectura en estos tiempos de crisis, Toyo Ito mantiene la lucidez del intelectual ajeno a los avatares cotidianos. «Estos últimos años he observado en Tokio que lo que ha predominado son las informaciones por encima de los objetos y de las cosas. En este entorno difuso, el hombre es muy fácil de manipular y me parece en conjunto un concepto muy negativo. Me gustaría que volviéramos a dar importancia a las cosas porque de lo contrario perderemos nuestra sensiblidad animal. Ahora es un buen momento para pararse y pensar un poco sobre las relaciones humanas». Volver a los orígenes, que diría Gaudí.
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