Por primera vez en sus 54 ediciones el Premio FAD de Arquitectura no ha recaído estrictamente en uno de los proyectos finalistas. La situación es extraordinaria como el conjunto arquitectónico que la ha provocado, el Centro Cultural Matadero de Madrid, un conjunto de más de cien mil metros cuadrados dedicados a la creación actual,formado por varios edificios reestructurados en diferentes momentos, dos de los cuales –la Nave de Música y la Nave 16– estaban entre los finalistas. Sin embargo, cuando el jurado presidido por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra fue a visitarlos, decidió premiar “la actitud global de la propuesta y valorar la inteligencia colectiva”, que ha conseguido convertir el Matadero no sólo en un centro de experimentación artística, sino en un campo de pruebas para la nueva arquitectura.
Las diversas intervenciones, realizadas desde 2007 hasta la fecha, en el exterior mantienen las huellas del pasado para reforzar el carácter experimental de las nuevas instituciones que alojan y en el interior consiguen solucionar con el mínimo protagonismo las diversas necesidades del extenso programa del Centro. “Este premio valora lo colectivo frente a lo individual, algo especialmente importante en este momento. Hay que reconocer la intuición de Carlos Bazán, Alicia Moreno y Cristina Conde, que coordinaron la transformación del Matadero bajo la idea de diversidad y unicidad. En lugar de apostar por un arquitecto estrella, decidieron abordar la renovación desde el respeto por la arquitectura industrial original de Luís Bellido, convirtiendo el espacio en un banco de prueba para la experimentación arquitectónica”, aseguraba Pablo Berastegui, director del Matadero, desde el tren que le conducía a Barcelona, donde en la noche de este jueves ha recibido el premio.
Premio FAD de Interiorismo: restaurante Tondeluna de Logroño, de Rubén Picado Fernández. / EUGENI PONS
La ceremonia de entrega de los Premios FAD de Arquitectura e Interiorismo, un verdadero barómetro de la creación peninsular contemporánea, dio inicio a la fiesta de clausura del FADfest, el festival organizado por el Fomento de las Artes y del Diseño. Los demás galardones también han reconocido la inventiva y el aprovechamiento inteligente y sostenible de espacios y materiales. Lo demuestra el Premio FAD de Interiorismo al Restaurante Tondeluna de Logroño, realizado por Rubén Picado Fernández por “el brillante diálogo entre las necesidades de uso y la organización espacial, que permite en un rectángulo de escasas dimensiones, el desarrollo de la actividad de cocinar y servir, así como el FAD de Ciudad y Paisaje a Madrid Río de Ginés Garrido, “un proyecto de proyectos”, que revitaliza barrios segregados y les otorga una nueva calidad urbana. Finalmente el FAD de Intervenciones Efímeras ha sido para Magnolia del arquitecto portugués José Adrião, un proyecto navideño realizado en Lisboa, que supo dar un nuevo contenido a la tradicional iluminación sin recurrir a los tópicos asociados a estas fechas.
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