Edificios que parecen caerse, estructuras increíbles y un resultado sorprendente para sacar la cámara de fotos y plasmar unas construcciones llenas de imaginación que no dejan indiferente.
Edificios que bailan
Frank Gehry, el famoso arquitecto ganador del premio Pritzker, es el creador de La Casa Danzante de Praga, junto con su colega de profesión Vlado Milunic. Este edificio es conocido también como Fred y Ginger (por los actores Fred Astaire y Ginger Rogers). En la parte superior se encuentra el restaurante francés Celeste, con vistas al río Moldava y parte de la ciudad.
Otra de las obras del arquitecto canadiense, esta vez en Dusseldorf (Alemania) es la ciudad M o MedienHafen. Con el objetivo de dar vida a la zona del puerto fluvial de la ciudad, Gehry construyó unos edificios que parecen retorcerse y, sin embargo, encajan perfectamente en el decorado. Bares, cines y tiendas en una zona que conduce a un viaje al futuro.
Fuera de Europa, el arquitecto deja su huella en lugares como Seattle (Estados Unidos) donde se alza el Experience Music Project. Este museo de cultura e historia del rock recuerda al del Guggenheim de Bilbao por los materiales de acero empleados aunque, en este caso, las más de 21.000 piezas metálicas que componen su estructura se visten de colores azules y rojos, entre otros.
Arte por fuera y por dentro
El Museo de Arte de Denver alberga diferentes representaciones artísticas de todo el mundo. Amplió su capacidad con la construcción de un nuevo edificio de acero y titanio llamado Frederic C. Hamilton. Esta nueva ala de formas angulares que culmina en un voladizo tiene un vestíbulo alto con un techo de cristal localizado en el corazón de la estructura, y una conexión de puente aéreo en cristal al museo. El puente llega a un pabellón de cristal en el último piso que aloja el restaurante.
En la ciudad de Niteroi, en Brasil, el conocido arquitecto Óscar Niemeyer es el autor de uno de los símbolos de la ciudad, el Museo de Arte Contemporáneo, una especie de «nave espacial» llena de curvas, como la de la pasarela de acceso al interior, con vistas al mar. Este museo con 817 metros cuadrados refleja el fondo que rodea la base cilíndrica «como una flor», según describe Niemeyer. Sus 16 metros de alto y su cúpula un diámetro de 50 metros con tres plantas tienen capacidad para 60 visitantes que podrán observar diversas colecciones de pintura y escultura.
Otro espacio cultural que llama la atención es la Ópera Real situada en el islote de Holmen, en Copenhague. Este antiguo astillero llama la atención a primera vista por su cubierta voladiza de 32 metros de longitud, y en el interior, por las salas de ensayo construidas cinco pisos más abajo del auditorio, es decir, a 13 metros bajo el nivel del mar. Sede la Orquesta Real y el Ballet Real de Dinamarca acoge en su interior un total de mil habitaciones, la mayoría distribuidas en sus 14 pisos y sus 41.000 metros cuadrados.
Formas imposibles
El Templo de Loto en la parte sur de Delhi destaca, como su nombre indica, por su forma de flor: 27 pétalos de mármol en su cubierta protegen el interior. Alrededor, nueve estanques de agua que acogen a los seguidores de la religión Bahai. Diseñado por el arquitecto iraní, Fariborz Sahba, representa en cada pétalo la unidad de las diferentes religiones. Y es que en este original santuario cada una de sus estructuras, incluido los jardines que lo rodean, tienen un significado. Nada mejor que un paseo para ver el que se considera el nuevo Taj de la India moderna.
También en Asia, se encuentra uno de los estadios de deportes más originales, el de Pekín. Construido para las Olimpiadas de 2008, este recinto, cubierto con una membrana transparente, tiene un techo retráctil envuelto con una malla de metal. Esta estructura, independiente de la interior realizada en hormigón, ha hecho que el Estadio Nacional de Pekín se conozca por el nombre de ‘Nido de pájaros’.
Aquí no hay quien viva
Los habitantes de Rotterdam (Países Bajos) con vértigo indudablemente huirán ante la idea de vivir en las conocidas Casas Cubo. Estas viviendas cuadradas e inclinadas 45 grados parecen estar cayendo al suelo. Sin embargo, los 32 cubos sobre pilares hexagonales se han convertido en unas casas innovadoras y confortables. Tres plantas, 100 metros cuadrados y una pared inhabitable, debido a los angulosos techos, ofrecen una visión distinta de cómo son los hogares de la ciudad.
Un pepino en el corazón de Londres
En el centro financiero de la capital inglesa se alza el 30 St. Mary Axe o Torre de Gherkin (que significa pepinillo) como se le conoce más comúnmente. Parecido a la Torre Agbar de Barcelona, este rascacielos, con más de 180 metros de altura, se ilumina por la noche. Por desgracia, muy pocos pueden disfrutar de sus vistas ya que su exclusivo restaurante sólo permite el acceso a trabajadores del edificio. Pero como alternativa, se puede ir a comer a la Torre 42 desde la que se observa este edificio o en los establecimientos situados a pie de calle, al abrigo de este rascacielos.
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